jueves, 20 de octubre de 2011

Momento mágico.

El Martes, cuando salía de mi clase semanal de Tai Chi (una tiene que seguir aprendiendo y practicando...) me fui andando desde Tirso de Molina hasta Ópera. Iba caminando despacio, disfrutando de la noche y el ambiente del Centro. Cuando iba por Arenal, me detuve a escuchar 2 violinistas que tocaban en San Ginés una música maravillosa: EL Cisne de Saint-Säens. De repente, pareció como si todo a mi alrededor se detuviese, y sólo existiera la música y yo. La gente caminaba deprisa a mi alrededor, aunque había unos cuantos como yo que también escuchaban embelesados. La música llegaba directa a mi corazón. No existía nada a mi alrededor más que la música del violín que hablaba con sus notas, con el fondo de las arpas que, no importaba que sonaran enlatadas. Me emocioné, sí, y con esa sensación en mi interior me fuí a casa. Me la guardo en el corazón, con otras muchas que atesoro. Con ellas la vida se hace más bella. Más vivible...

Se aleja la tormenta.

Hoy 20 de Octubre, amanecí al día un poco melancólica. Pero la luz del sol comenzó a calentar según pasaba esta mañana de otoño, y desde ese momento se comenzaba a sentir una sensación como de algo a punto de ocurrir, como de víspera de Reyes o de salida de vacaciones cuando éramos pequeños.

   Esta tarde al salir del trabajo y leer el Twitter en el tren de vuelta a casa, pude comprobar el porqué de esa sensación: El fin de la lucha armada de ETA, y la muerte del dictador Gadaffi.
   Un sentimiento de esperanza, de alivio me llenó por dentro, y ya en casa, la calidez de las lágrimas hizo que saliera toda esa emoción de mi interior.

   Por fín estamos viendo más resultados del gran cambio que se está produciendo en el Planeta, nuestra casa. Todos los instantes en los que perdí la fe se disiparon. En el fondo (y en la superficie), sabía que podían pasar muchas cosas buenas. Y sé que aún quedan muchas más por pasar. Es difícil mantenerse en el ojo de la tormenta, justo en el centro, donde se ve todo el caos de alrededor, pero donde reina la calma. De vez en cuando uno se desvía del equilibrio y cae justo en medio del conflicto del cambio. Pero respiras, te ríes y te conectas a la Tierra, y todo se va aclarando. Te llenas de los últimos cálidos sentimientos recibidos de las últimas semanas, de las risas de los niños al salir del cole, de la música que compone tu banda sonora diaria, de las caricias, miradas, besos y sonrisas de una noche mágica y sigues pensando que todo es posible. Ya falta menos, se avecina la verdad, la paz, el Amor...
  
 Gracias. ya queda menos, mi amor...

miércoles, 19 de octubre de 2011

Ir de víctima...

Hay gente que se comporta como si los demás fuéramos culpables de su tormenta interior. Que, a través de su mirada implacable y sus gestos rencorosos, incluso violentos, aunque no físicamente, pretenden aligerar su carga emocional en algunos de nosotros. Como si quisieran descargar en nuestros cansados y cargados hombros su pesada mochila de vida sin vivir, o vivida sin argumento propio; una mochila llena de reproches, de culpa, o vete tú a saber qué.

  Y ante ese comportamiento, ¿qué hacer?. Pues yo he probado casi de todo: enfadarme, devolverles su carga, negar su existencia... No sé, muchas cosas.
   
   A la conclusión que he llegado es que hay que usar la Compasión, el Amor y la bendición hacia esos seres, para que despierten de una vez, y descubran que pueden cambiar sus vidas. Que, aunque se sientan fracasados o crean que se han equivocado de camino y no pueden virar su dirección, pueden cambiar. No es tarde en ningún momento del camino.
   
   Creo que estamos viviendo en una época extraordinaria. Un momento en el que transformar lo que no funciona en cualquier faceta de nuestra vida. Un momento en el que podemos ELEGIR VIVIR con quien amamos realmente. Un momento en el que los viejos sistemas (económico, político, social, etc.) están cayendo como piezas de dominó, unos derribando a otros. Y cada historia individual de "sacrificio", desamor, injusticia, soledad, etc., está comenzando a transformarse también, tengamos consciencia de ello o no.

Porque: ya está bien de sufrir, ya está bien de sostener mentiras de otros, de ser invisible en nuestro entorno. SEAMOS SOBERANOS DE NUESTRAS PROPIAS VIDAS.

sábado, 8 de octubre de 2011

Desconcierto...

Hola a todos mis queridos lectores.  Estos días no estoy muy centrada en mí misma que digamos. Normalmente no suelo escribir cuando estoy triste, o baja de moral, o lo que sea, pero siento que necesito lanzar mi voz al mundo, porque creo que, siendo humana, de lo cual me siento orgullosa cada día, tengo mis momentos. Y como dice una persona muy querida para mí, no tengo la obligación de ser una profesional de la sonrisa todos los días (ya sabes quién eres ¿eh?).
Pues eso, que estos días me siento un poco extraña, porque estoy envuelta en una especie de vacío en el cual estoy sola, pero no con la soledad que a veces busco y en la cual me reconcilio conmigo misma y me siento llena. No, una soledad en la que mis afectos, mis recuerdos cálidos de personas cercanas, y queridas se sienten muy lejos.
Hace poco leí un artículo de Elvira Lindo que hablaba de los móviles y las relaciones humanas. Decía que a veces le enviaban correos y mensajes en los que le decían que la echaban de menos, y otras lindas palabras. Pero que, a la hora de la verdad, cuando estaba con alguien conversando, por ejemplo en un restaurante, la otra persona estaba más pendiente del móvil que de la charla y la calidez del momento.
Muchas veces echo de menos el contacto directo con algunas personas a las que quiero. No todas, porque con muchas de ellas tengo la suerte de compartir hermosos momentos más o menos cotidianos. El contacto cercano es siempre muy importante, y yo tengo la suerte de llevar dentro de mí momentos muy bonitos junto con gente muy bella. No los considero pasado, porque permanecen en mí eternamente y siempre tengo la fe en que se repitan y que nazcan nuevos instantes mágicos.
A lo mejor soy un poco ilusa, ingenua o sentimental, y seguro que hay algunas personas que no tienen ganas de pasar esos momentos conmigo, pero mantengo la esperanza y la ilusión.
Por estas cosas, y otras más, me siento así, espero que me dure poco, y me sirva para crecer por dentro, para valorarme más, y tener más confianza en la vida.
Muchas gracias por leerme, gracias por existir, y gracias por todo...
un cálido abrazo.

No, señor@s, el amor no ha muerto. Y tampoco nuestra libertad de ser, de brillar, de expresar.

Buenas noches a todos:  Aquí estoy, escribiendo en mi blog, después de un tiempo. La inspiración, esta vez me ha visitado en forma de canció...